Matrimonio Infantil, un tema invisibilizado que aún no se ve como una forma de abuso y violencia

Clarín – 21 de mayo de 2021

Casi el 5 % de las niñas y adolescentes del país están casadas o conviven con varones que les llevan entre 10 y 15 años. Son al menos 230 mil las menores de 18 años en esta situación. La cifra se desprende de un estudio de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM) en el marco del Proyecto Matrimonios y Uniones Convivenciales en la Argentina.

«Todavía es un tema que está invisibilizado, y esto tiene que ver con su naturalización, con factures sociales y culturales que no cambian. Intentamos analizar cuáles son los factores determinantes familiares que favorecen estas uniones para ver de qué manera se pueden prevenir estas situaciones«, explica Mabel Bianco, médica y directora de FEIM.

Para Bianco, lo más importante es insistir en que «las uniones con niñas y adolescentes no son vistas como una forma de abuso y de violencia, cuando en la mayoría de los casos lo son».

En el estudio se analizó la relación de estas uniones con problemáticas como el  abandono escolar, la maternidad adolescente y el aumento de la violencia de género. Se hizo en base a datos del Censo de 2010, el último disponible,

El Matrimonio Infantil incluye toda unión formal o informal en la que una o ambas partes tienen menos de 18 años. Es forzado si uno o ambos no consintieron libremente. En menores de 15 es siempre forzado ya que no tienen capacidad de consentir.

«Mandatos ancestrales y culturales»

Una de las conclusiones del estudio es que «el matrimonio o las uniones convivenciales infantiles se consideran pertenecientes al ámbito familiar y privado. Los mandatos culturales y ancestrales existentes aún en muchas provincias y los roles estereotipados de género contribuyen a propiciar la persistencia y naturalización de estos matrimonios o uniones a edades tempranas en la sociedad».

La investigación también resalta que las provincias de Misiones (7,2%), Chaco (6,9%) y Formosa (6,4%) lideran las cifras de niñas y adolescentes madres que viven en matrimonio o convivencia. Les siguen Santa Fe y Entre Ríos (5,4%), Santiago del Estero y Corrientes (5,3%), Salta (5%), La Rioja (4,9%).

Hay una relación con el embarazo adolescente. En las provincias de Tucumán, Entre Ríos, Misiones y Chaco hay un mayor número de madres menores de 20 años que ya son convivientes.

Expuestas a la violencia

También hay una causalidad que acerca el tema a la violencia. Según datos de la Corte Suprema de Justicia, entre 2017 y 2019  hubo 119 niñas y adolescentes victimas de femicidio, tanto directo, como vinculado, 72 niñas y adolescentes entre 14 y 19 años fueron víctimas directas de femicidio. El 50% de manos de parejas y ex parejas convivientes.

«Alrededor del 80-90 % de las niñas y adolescentes conviven con el agresor y en la mayoría de los casos de violencia y/o femicidio se dan en los mismos hogares y/o de familiares próximos», detalla el estudio.

Que también suma; «La violencia contra las niñas menores de 14 años es ejercida por los padres y/o padrastros y en las adolescentes de 15 a 18 años, varones jóvenes entre 18 a 29 años. El tipo de violencia que prima es la física y psicológica, pero también inciden violencias de tipo simbólica, sexual y económica, especialmente para el rango de 15 a 19 años». Se estima que la situación empeoró con el COVID.

Con respecto a la violencia entre relaciones de adolescentes convivientes, según la Línea 144 el año pasado hubo 688 llamado de menores de 18 años. En el 50% de los casos, el agresor era la pareja, novio o ex.

«Es necesario un análisis sobre la interseccionalidad de las niñas y adolescentes víctimas de violencia (migrantes, indígenas, con discapacidad). Si bien en las regiones de NEA y NOA, el factor cultural y étnico influye, debido a la migración a otras provincias es difícil saber en qué medida siguen pesando estos factores en otras áreas. La pobreza es un determinante también de estas uniones o matrimonios«, asegura Bianco.

«El aislamiento, la restricción de la libertad y el embarazo posicionan a las niñas y adolescentes en una relación desigual de poder con sus parejas y con la imposibilidad de poder acceder a información, atención de su salud, educación y a sus redes familiares, volviéndose un círculo peligroso de violencia. Esto último se vio incrementado con el COVID», agrega.

Mantener a las niñas en las escuelas

Para la especialista, una de las acciones más importantes para evitar estas situaciones es «mantener a las niñas en las escuelas». También, «concientizar sobre esta problemática, y desnaturalizarla. No hablamos de esto como si fuera una práctica nociva».

«Es claramente una forma de violencia hacia ellas, que van a ser madres precoces, que van a dejar los estudios, que van a incrementar la pobreza -opina Bianco-. En lo que menos se ha avanzado es en el combate contra el abuso sexual infantil. Estas parejas son desparejas, hay aún valores que están muy metidos pero hay que desnaturalizarlos».

El estudio de FEIM cuenta con el apoyo del Fondo Fiduciario de ONU Mujeres para la Lucha contra la Violencia. Según Girls Not Brides -una alianza global de más de 1.500 organizaciones de la sociedad civil en más de 100 países- hoy más de 650 millones de mujeres en el mundo viven las consecuencias de los matrimonios y las uniones infantiles, tempranas y forzadas. Estiman que en 2030 habrá 150 millones más de niñas y adolescentes unidas.