Los encuentros nacionales de mujeres, un largo camino

Publicado en Perfil, 16.10.2016

 

Por Mabel Bianco.-

 

Una vez más, las mujeres nos movilizamos desde todos los rincones de la patria para juntas, en toda la diversidad y con todas las diferencias que tenemos, reclamar por nuestros derechos. Este año la cita fue en Rosario el encuentro número 31 que se realiza autoconvocado y organizado en forma horizontal y autogestionado. Este año el encuentro fue el más masivo y plural expresión de la gran diversidad de mujeres del país, una experiencia única en el mundo donde tantas y tan diversas mujeres se reúnen con un objetivo común: la defensa de sus derechos.

 

Estos encuentros se iniciaron en 1984 cuando al poco tiempo de asumido el gobierno democrático después de la dictadura militar las mujeres nos expresamos libremente. Posteriormente y en base a ese primer encuentro se organizaron los siguientes, con el título de Encuentro Nacional de Mujeres y esa forma organizativa: autogestionada, horizontal y autoconvocada, a partir de 1985. No fue casual que recién con la recuperación de la democracia las mujeres empezamos a poder expresarnos como otros colectivos silenciados por la terrible dictadura.

 

La apertura del encuentro se realizó en el Monumento a la Bandera, colmado por una marea verde y violeta que escuchó el contundente documento de la comisión organizadora, compuesta por doscientas rosarinas que supieron coordinarse en la diferencia. Fue un acto masivo, con reclamos concretos, expresados en las luchas históricas del movimiento de mujeres en contra de la opresión y por los derechos de las humanas.

 

El trabajo en los alrededor de 70 talleres abarcó los temas más diversos que atraviesan la vida cotidiana y los cuerpos de las mujeres. Del debate en los talleres, que son el corazón del encuentro, los reclamos salieron a las calles en la manifestación más masiva que vio la ciudad de Rosario desde la recuperación de la democracia. Siempre estos actos de apertura y la manifestación callejera es un motivo de fiesta y celebración. Fiesta por estar juntas, seguir creciendo y demostrar el poder de las mujeres. Celebración porque en los talleres cada una pudo exponer sus ideas y compartirlas con otras, coincidan o no. Porque la diferencia no une y no nos separa cuando las expresamos y encontramos los consensos necesarios.

 

Los temas fueron desde el acceso al aborto legal, seguro y gratuito; más medidas y presupuesto para eliminar la violencia contra mujeres y niñas; denunciaron el impacto de la desocupación y la pobreza crecientes que afectan más a las mujeres; la paridad en los espacios de decisión y poder; la implementación plena de la Educación Sexual Integral; igual salario por igual tarea para las trabajadoras; desarticulación de las redes de trata; cupo laboral para las personas trans; división igualitaria de las responsabilidades de cuidado no pago de hijos, hijas, personas discapacitadas o enfermas y de las tareas del hogar; y el repudio a las complicidades del Poder Judicial ante las violencias machistas y el abuso sexual. De todo esto nada se dijo y lo que es una fiesta fue una represión inaceptable. Porque el pequeño grupo que se desprendió de la manifestación no constituía un riesgo y recibió una represión que ni los grupos violentos y armados reciben. La desmesura de la represión es inaceptable.

 

Se ocultó toda esta rica experiencia y se generalizó en base a la acción de un sub grupo, y se está metiendo en una bolsa de descrédito a las miles de mujeres y feministas, presentándonos como locas, agresivas e intolerantes.

 

Por eso es importante recuperar la verdad y la importancia de los encuentros nacionales de mujeres. Durante tres días, más de 70 mil mujeres participamos en los talleres, algunos tan numerosos que hubo que desdoblarlos en varios grupos y salir de las aulas a pasillos, patios incluso las plazas para poder reunirse y que participen todas. Esta riqueza de intercambio, expresión y discusión pero con un objetivo no nos la quitan las balas de goma ni el desprestigio que genera al poder patriarcal la fuerza de más de 70.000 mujeres juntas, con el respaldo de millones que no pudieron asistir pero comparten estos ideales y reclamos de respeto a los derechos de las mujeres. La lucha de las mujeres y feministas es por la justicia y contra la violencia. El miércoles 19 de octubre lo demostraremos una vez más.

 

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