En los medios

Argentina: Matrimonio infantil atenta contra los derechos de las niñas

Medio: SEMLac
Fecha: 12.12.2016

Por Norma Loto

 

Buenos Aires, diciembre (Especial de SEMlac).- Un total de 341.998 adolescentes argentinos de entre 14 y 19 años que conviven en situación de pareja, ya sea en unión consensual o legal por matrimonio, de acuerdo con el último Censo efectuado en 2010 y retomado en el reciente estudio «Situación del matrimonio o convivencia infantil en Argentina», realizado por la Fundación para Estudio e Investigación de la mujer (FEIM), con el apoyo de UNFPA.
La cifra que parece haberse registrado como una estadística más y no como un problema que necesita ser pensado desde las políticas públicas, lleva a la siguiente reflexión: el matrimonio y la convivencia infantil son situaciones invisibilizadas, no solo en la Argentina sino también en la región. Según los datos suministrado por UNICEF, el 18 por ciento de las adolescentes, entre 15 y 19 años, -casi uno de cada cinco- está casada o en una unión informal.
Se considera matrimonio o convivencia infantil «cuando uno de los integrantes de la pareja tiene menos de 18 años, y especialmente cuando las mujeres son menores de 15 años, o sea niñas», define la investigación citada.
Detenerse a pensar en la precocidad para contraer matrimonio o para convivir es reflexionar en cómo esa situación puede reforzar las asimetrías de género donde las más afectadas son las niñas porque «se ven coartadas en sus derechos a la salud, la educación, la igualdad social y cultural, la no discriminación y la vida libre de violencia. El matrimonio infantil impide a las niñas y adolescentes ejercer el derecho a elegir con quién y cuándo quieren casarse (…). La elección de la pareja es un derecho que debe ejercerse en forma libre, sin miedo o coacción».
El mencionado estudio pone la lupa sobe la pobreza como uno de los principales factores del matrimonio o convivencia infantil, a la vez que explica que el matrimonio o convivencia infantil actúa como un «determinante de la persistencia de estas niñas y sus hijos en la pobreza. Las niñas que se casan tempranamente son menos propensas a continuar su educación, con bajos niveles de educación formal tienen acceso a trabajos precarios con menos ingresos, que las mantienen a ellas y sus familias en la pobreza».
Según los datos suministrados por UNICEF, las tasas de matrimonio infantil en América Latina y el Caribe son apenas algo más bajas de la media mundial y subraya que «la prevalencia del matrimonio o convivencia infantil en las zonas rurales es casi el doble que en las zonas urbanas; las niñas de familias pobres y las que viven en zonas rurales son particularmente las más vulnerables».
De los 341.998 adolescentes que conviven en situación de pareja en Argentina, ya sea unión consensual o legal por matrimonio, 111.810 varones de entre 14 y 19 años se encuentran en unión o casados. Mientras que en el caso de las mujeres, 230.188 están unidas o casadas, «lo que representa el 68 por ciento del total y duplica al número de los varones», refiere el estudio.
Las provincias donde se concentra mayor porcentaje de adolescentes de 14 a 19 años, de ambos sexos, conviviendo en pareja son: Buenos Aires (38,5 %), Santa Fe (8,7 %) y Córdoba (6,1 %) con los más altos porcentajes. Luego, le siguen Misiones (4,9 %), Chaco (4,5 %), Salta (3,8 %), Mendoza (3,7 %), Entre Ríos (3,6 %), Tucumán (3,5 %) y Corrientes (3,3 %).
Mabel Bianco, presidenta de FEIM, comentó a SEMlac que estos datos fueron impactantes y que también hay casos de matrimonios o convivencias precoces en menores de 13 años aunque son «muy pocos».
«En FEIM -continuó Bianco- estudiamos e investigamos el embarazo adolescente desde hace muchos años, pero nunca habíamos investigado el matrimonio o convivencia infantil. Estamos frente a un problema, porque las niñas no deciden su casamiento. En realidad se les impone por la circunstancia que muchas veces pueden estar vinculada a la pobreza, a la violencia, a la búsqueda de mejores posibilidades; por ejemplo muchas niñas están cansadas de cuidar a sus hermanos menores (y buscan en el matrimonio o convivencia un escape a esa situación)».
La investigación revela que cerca del 16 por ciento (alrededor de 300 nacimientos) del total de todos los nacimientos que ocurren anualmente en este país corresponden a madres menores de 20 años y el 69 por ciento de estos embarazos no son planificados.
En «muchas ocasiones se producen porque los y las adolescentes no saben cómo cuidarse, desconocen su propio cuerpo y aún creen en mitos falsos sobre la sexualidad. Los embarazos no planificados en la adolescencia afectan la continuidad de la escolaridad de las madres y obliga su inserción laboral precoz y en condiciones precarias»
Sin embargo, el embarazo adolescente no es la única causa de la convivencia prematura o el matrimonio. A veces sucede que en «algunos lugares del país, hay familias que promueven favores sexuales o el acercamiento a alguna persona, lo cual ´beneficia´ económicamente a la familia y a la niña».

Círculo de la violencia

La violencia perdura por las asimetrías culturales y si a esa situación se suma la diferencia de edad en el matrimonio o en la convivencia, la situación se torna un torbellino de desproporciones. En este sentido, la investigación revela que las niñas y adolescentes madres «poseen una baja autoestima y carecen de los recursos necesarios para oponerse a la violencia y buscar ayuda adecuada. Su condición de mayor desigualdad de poder frente a sus parejas, constituye una situación de desventaja y desigualdad de poder con sus maridos o parejas, en general mayores que ellas».
Incluso muchas veces esas niñas y adolescentes no pueden negociar con su pareja la utilización de un método anticonceptivo, por lo que quedan «vulnerables no solo a un embarazo no planificado, sino también a infecciones de transmisión sexual, incluida el VIH/sida».
Bianco refirió a SEMlac que en el interior del país y en algunas zonas de la provincia de Buenos Aires el acceso a la educación no es fácil, lo que hace que algunas familias prefieran que «la niña se vaya a vivir con otra familia o con un señor para que pueda progresar. Pero, resulta que al pasar a esa nueva situación, la menor suele ser explotada, abusada y, en general, embarazada. Así el problema se agranda».
En este sentido, el estudio alerta que muchas veces bajo la apariencia de matrimonio o convivencia, hay «niñas y niños que son vendidos con fines de explotación sexual o son objeto de trata de personas (…) lo cual debe considerarse como esclavitud» Por todo eso, Mabel Bianco hace un llamado a «profundizar este análisis que nos va a permitir adoptar políticas públicas para disminuir esto y el impacto negativo que tiene sobre las niñas y su vida futura así con la de sus hijos».

Datos

. Hasta el 2013, sólo Antigua y Barbuda, Argentina, Barbados, Brasil, Chile, Cuba, República Dominicana, Guatemala, México, San Vicente y Las Granadinas, Trinidad y Tobago y Venezuela ratificaron la Convención sobre el Consentimiento para el Matrimonio, la Edad Mínima para el Matrimonio y el Registro de Matrimonios, pero no todos han eliminado el matrimonio o la convivencia infantil.
. El Código Civil y Comercial de Argentina permite el casamiento a partir de los 18 años para mujeres y varones. El o la menor puede contraer matrimonio antes de esa edad, pero con la autorización de sus representantes legales, juez o jueza
Las menores de edad, por lo general, se casan o conviven con hombres mayores por lo menos entre 10 y 20 años más que ellas.
. La Oficina de Violencia Domestica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación informó que desde el 2009 hasta septiembre de 2016, se registraron 197 casos de violencia en adolescentes de 15 a 19 años por parte de sus parejas.

 

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