Píldora del día después: ya se venden acá 3.800 por día
Publicado en Clarín
Fecha: 28.1.2012
Por Mabel Bianco.-
Las píldoras del día después asomaron con timidez hace más de una década. Mientras los sectores más conservadores repetían que eran abortivas y los ginecólogos se cansaban de explicar que no, las argentinas comenzaron a consumirlas cada vez más y más. Y así, en siete años, las ventas se quintuplicaron.
Son 160 pastillas por hora. Si se las junta, en un día suman 3.863. Por año, casi un millón y medio. Las píldoras del día después o “anticoncepción de emergencia” fueron pensadas para eso, para las emergencias, pero en Argentina su consumo creció tanto que los especialistas creen que son muchas las mujeres que las usan como un anticonceptivo habitual .
“El consumo es alarmante”, asegura Marcelo Peretta, titular del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos y quien aporta los datos sobre las ventas de la píldora. “El consumo se disparó enormemente”, dice y los números así lo demuestran. En 2004 se vendieron en la Argentina 319 mil unidades y sólo se podían conseguir dos marcas. En 2011, se vendieron 1.410.000 unidades y se pueden encontrar doce tipos diferentes.
Peretta sostiene que de acuerdo a las cifras que manejan en el SAFYB , el mayor consumo se da en las jóvenes de entre 16 y 24 años. “Las chicas llevan la pastilla en la cartera. Hacen un uso abusivo, continuo y regular de estas pastillas”.
Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer, aporta otra lectura sobre estos números: “Me parece que el aumento es lógico ante el conocimiento de este método. Respecto a la opinión que lo usan como método anticonceptivo, no creo que sea en todos los casos, puede ser en algunos. Sí creo que es necesario que el Ministerio de Salud difunda que este es un método de emergencia, no permanente.
Es para que se use bien y cuando corresponde . Si a la niña de 11 años abusada en Entre Ríos le hubieran indicado la anticoncepción de emergencia es posible que no se hubiera embarazado”.
¿Por qué alarma el consumo de estas pastillas? Porque la revolución hormonal que producen en el organismo para impedir que el espermatozoide fecunde al óvulo es tan grande que a futuro pueden producir alteraciones en el ciclo menstrual o generar problemas mamarios. Por eso, los médicos aconsejan no tomar más de dos veces por año.
Pero lo más importante es que estas pastillas ni tienen la eficacia de un anticonceptivo regular ni protegen contra las enfermedades de transmisión sexual como el VIH .
Ariel Karolinski, ginecólogo y jefe de docencia e investigación del Hospital Durand, señala que estas pastillas “brindan a las mujeres una última oportunidad para prevenir un embarazo después de una relación sexual no protegida.
Lo que es preocupante es que se esté creando un hábito como método anticonceptivo y no para emergencias ”.
Dentro de las 12 horas después de la relación sexual, la pastilla conserva una efectividad del 95 por ciento, pero después de las 24 horas, cae al 85 por ciento y después de las 72 horas, apenas cubre el 50 por ciento.
La anticoncepción de emergencia fue ideada para los casos donde no hubo protección o la protección falló. El Ministerio de Salud la incluyó dentro del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable del Ministerio y además forma parte del protocolo médico para atender los casos de violación y debe ser distribuida gratuitamente en todos los centros de salud de la misma manera en que se administra la medicación para prevenir la transmisión de VIH.
Durante el período 2010-2011, el ministerio destinó un presupuesto de 667 mil pesos para repartir en todos los centros de salud del país 759 mil tratamientos.
Clarín intentó consultar a Paula Ferro, coordinadora de este programa, para conocer la opinión oficial. Pero respondieron que Ferro estaba de vacaciones y que ninguna otra persona hablaría en su reemplazo.
Las pastillas se venden únicamente con recetas médicas, pero en el Sindicato Argentino de Farmacéuticos aseguran que esto no siempre se cumple. Por esa razón, desde hace más de tres años, el sindicato viene reclamando que se cambie la legislación y que se permita la venta bajo “indicación farmacéutica” para que al menos las mujeres reciban una mínima instrucción sobre cómo usar la píldora.