El embarazo de la nena: un final anunciado
El caso de la niña de 11 años embarazada conmocionó al país. Su madre retiró el pedido de aborto no punible para su hija, ya que decidió que continúe con el embarazo. Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), analiza el tema para Entremujeres.
Cuando a horas de enterarnos del embarazo de la nena de 11 años producto de una violación, el Ministro de Salud de Entre Ríos, Dr. Hugo Cettour, hizo declaraciones al respecto, ya no quedaron dudas de lo que pasaría. Recordemos los hechos: la madre y la tía llevaron a la niña que había sido abusada por un joven de 17 años al hospital de su pueblo donde se les informó estaba embarazada. Los médicos que revisaron a la niña aconsejaron la interrupción por los riesgos de un embarazo a esta edad. La niña y la madre pidieron interrumpirlo al Director del hospital, que les aconsejó que hicieran la denuncia policial y el pedido a la justicia del aborto. Hicieron la denuncia policial en Colón, y pidieron el aborto en el Juzgado de Familia de Concordia.
La niña estaba “muy angustiada” como el propio Ministro de Salud reconoció, algo imaginable para quien a los 11 años no sólo fue violada sino que, además, queda embarazada y es enviada de un pueblo a otro para pedir algo a lo que tiene derecho.
Ese mismo día que nos enteramos del embarazo de la niña, el Ministro de Salud provincial emitió sentencia a través de estas declaraciones: “Es un embarazo como tantos otros que ocurren en adolescentes… La naturaleza es sabia, desde que se ovula se es capaz de llevar un embarazo adelante”. Y agregó: “Interrumpirlo es un delito”.
Recién había empezado a actuar la Justicia y ya el Ministro de Salud emitió su juicio advirtiendo a la niña, su familia, los médicos y los jueces lo que debían hacer. Luego, todo ocurrió rápidamente, según lo anunciado por el Dr. Cettour. Una junta médica opinó que la niña estaba “bien”, que no se justificaba el aborto. Inmediatamente desde otras instituciones del gobierno provincial se “ocuparon de la niña y, junto a la Justicia y a grupos religiosos, no sólo la atemorizaron a ella y la madre sobre lo que le va a pasar si aborta, sino que también citaron al padrastro para ofrecerle apoyo”.
Luego de esto, la madre retira la solicitud del aborto. Obviamente, los termina de decidir la presión y culpa a la que apelaron, pero también el apoyo económico ofrecido. Casi simultáneamente, el juez de familia interviniente deniega la solicitud porque se “había solicitado mal, no debía ser como aborto terapéutico, sino por violación”. De este modo, terminó en una semana un proceso doloroso en el que los funcionarios que intervinieron incumplieron la ley y una niña fue revictimizada y obligada a seguir este embarazo con el riesgo para su vida y su salud, avergonzada ante toda su comunidad y librada a su suerte, pero con la promesa a su familia de que se los ayudará.
Seguramente, como ya ocurrió en otros casos similares, durante el embarazo serán apoyados económicamente y con presencia del gobierno y de alguna organización religiosa, pero luego, si el niño nace, serán librados a su suerte. La niña destruida y signada ella y su hijo a vivir mal o morir tempranamente, marcada para siempre ella y su hijo si nace por el resto de sus días en su pueblo y en la comunidad por la violación y el abuso no sólo sexual, sino de las instituciones.
¿Quién se beneficia con todo esto? Solo se logra arruinar la vida a una niña y su familia y que nazca un niño desamparado que seguramente tendrá muchas dificultades para sobrevivir y, más aún, para salir de la pobreza. Ni el Ministro de Salud provincial, ni el juez, ni el director del hospital y todos los que se involucraron sufrirán y en poco tiempo ni se acordarán. Esta es la gran hipocresía de quienes están para servir a la ciudadanía y dejan a esta niña librada a su suerte.
El caso más llamativo es el del Ministro de Salud de la Nación, Dr. Manzur, y los funcionarios de ese Ministerio: no hablaron, como si este caso hubiera ocurrido en un país distante y ellos no tuvieran ninguna responsabilidad. Sólo recordemos que en julio del 2010 el Dr. Manzur se negó a firmar la resolución ministerial aprobando el protocolo para la Atención del Aborto no Punible, ósea, el permitido por la ley, en el que encuadra doblemente la niña: por el riego para la salud y la vida, y por haber sido violada. Así es como el ministro Manzur se ocupa de disminuir la mortalidad materna y cumplir con uno de los objetivos de desarrollo del milenio. Las niñas pobres y sus familias no lograrán evitar la enfermedad o muerte ante los abusos sexuales y los embarazos forzados.
Mabel Bianco, médica y presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM).