En los medios

Epidemia de los extremos, entre el feminismo y la maldita grieta

Una reflexión sobre la ideología de la igualdad y la grieta como la patología de las diferencias.

Por Diana Baccaro, Diario Clarín
02/09/2020

No es ella una de esas feministas que disparan sin apuntar. Tampoco necesita mostrar los dientes para ir al hueso. En el ciclo diálogos con los suscriptores de Clarín, la médica Mabel Bianco habló sobre las distintas corrientes feministas y sus extremos. Y saltó la grieta. Como militante radical, dijo que el feminismo no tiene ningún partido político. Y afirmó que ni la izquierda ni el kirchnerismo pueden apropiarse de la lucha de las mujeres. Para ella, la ideología del feminismo es una sola: la igualdad.

¿Quién puede contradecirla justo a ella que es la única argentina en una lista de 100 mujeres más influyentes del mundo?

Sostuvo también que los extremismos no ayudan porque no respetan la diferencia e impiden la comunicación. Y cuestionó la descalificación: “En lugar de llamar a un hombre ‘machista’ es mejor decirle que está ignorando que una también tiene derechos”. Según Bianco, que además es epidemióloga, esta es la mejor manera de educar y cambiar viejas culturas. Habla de feminismo, claro, pero ¡cuánto podría aprender la política sobre la epidemia de la polarización extrema!

El mismo día que ella contestaba preguntas de los lectores, se viralizó un audio en el que el ministro de Educación de la Nación planteaba la discusión sobre la vuelta a clase en Ciudad como una disputa entre “ellos” (el Gobierno porteño) y “nosotros” (el Gobierno nacional y los gremios). La grieta como la patología de las diferencias. Y es apenas un ejemplo de ese modelo cultural que se ha enquistado en el país.

¿Cómo se sale? ¿Quién da el primer paso? No ayuda a la búsqueda de consenso que Juan Grabois diga que “no hay nada que dialogar con Macri porque es el enemigo”, ni que la vicepresidenta salga a criticar fuerte por Twitter al jefe de gobierno porteño desde de su cuenta personal.

Bianco habla de deconstruir viejos valores culturales. Y sí, habla del machismo. Pero el camino que propone es el mismo que hay que transitar para esquivar la grieta: con diálogo y, sobre todo, sin extremismos.

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