La peligrosa decisión del sexo sin protección: las jóvenes se exponen al embarazo y al contagio de enfermedades para complacer a su pareja
(Por Valeria Chavez)
Conocen los riesgos de no usar métodos anticonceptivos pero eligen correrlos. La Encuesta Provincial de Juventud puso de manifiesto que si bien el nivel de conocimiento sobre cómo cuidarse a la hora de tener relaciones sexuales es muy elevado entre los jóvenes, el 31,3% no los usa en forma regular. Las chicas entre 15 y 29 años los evitan porque su pareja así lo quiere. Qué opinan los expertos.
«Sexo» dejó de ser una mala palabra hace tiempo. Hablar de sexo con los hijos pareciera que hoy es más fácil que hace unos años. De hecho, casi la totalidad de los jóvenes de 15 a 29 años (el 97,6% para ser exactos) conoce algún método anticonceptivo, situación que no presenta diferencias entre los varones y las mujeres.
Sin embargo, el dato que llamó la atención respecto de la primera encuesta de la juventud realizada en la provincia de Buenos Aires es que sólo el 63,4% de los jóvenes consultados aseguró usar «siempre» métodos anticonceptivos en sus relaciones sexuales. La cifra deja afuera a un preocupante 31,3% que reconoció que no lo hace en forma regular. Y esa proporción es mayor entre los varones (65,5%), respecto de las mujeres (61,2%).
Si se considera que la edad promedio de inicio de la vida sexual para los jóvenes es de 16 años, la cantidad de adolescentes que se encuentran «librados a la buena de Dios» (como dirían las abuelas) en lo que a su salud sexual se refiere es altísima.
«La edad promedio de inicio de la vida
sexual para los jóvenes es de 16 años.»
El análisis de los datos preocupó a las autoridades sanitarias bonaerenses. Máxime si se tiene en cuenta que en esa provincia, del total de embarazos que ocurren al año, el 11,5% corresponde a adolescentes de entre 15 y 19 años, según los últimos valores absolutos con que cuentan en el Ministerio de Salud, de 2016.
«La prevención del embarazo adolescente es el punto que más nos ocupa en cuanto a políticas sanitarias; es el foco más importante al que apuntan las estrategias que diseñamos», dijo a Infobae subsecretario de Salud de las Personas, Leonardo Busso, para quien el objetivo inmediato es «que esta población tenga acceso a los métodos anticonceptivos y a la atención médica».
Es que los métodos están, pero por alguna causa, no llegan a sus destinatarios. «La Provincia este año compró 13 millones de preservativos que están al alcance de cualquiera; lo mismo ocurre con los métodos anticonceptivos hormonales orales y los implantables dérmicos», aseguró el funcionario, para quien «eso hace que la población tenga acceso absoluto, pero el acceso también tiene que ver con que la gente pueda acercarse al centro de salud y saber que tiene derecho a la atención médica«.
«Generalmente las recibimos puérperas, se acercan después de un primer embarazo, en el que además no se hicieron los controles estipulados», reconoció Busso.
La encuesta puso en evidencia, asimismo, que casi la mitad de los jóvenes (47,1%) no tiene cobertura de salud, más que la pública, lo que deviene en que no se realizan controles anuales y, en las chicas, la primera consulta ginecológica muchas veces ocurre ya con un embarazo en curso.
¿Qué falló en el medio?
«Al indagar por las razones por las que los jóvenes no usan
métodos anticonceptivos, se observó que la mayoría
no lo hace porque no quiere.»
Según reveló la encuesta, el 81,8% de los jóvenes que tuvieron su primera relación sexual utilizó en esa ocasión algún método anticonceptivo. Esto es muy similar entre los varones y las mujeres (82,1% y 81,4%, respectivamente).
Entre los jóvenes que utilizaron métodos anticonceptivos en su primera relación sexual, se registran mayores niveles educativos respecto de quienes no los utilizaron: mientras que entre los primeros más de la mitad (55,7%) terminó sus estudios secundarios, entre los segundos aproximadamente un 60% no lo hizo.
«Cuando desagregamos en interior y conurbano, las cifras se mantuvieron bastante; no así cuando comparamos por nivel educativo, donde vimos que a mayor instrucción se registró un mayor uso de los métodos anticonceptivos». El análisis corresponde al ministro de Desarrollo Social bonaerense, Santiago López Medrano, quien en diálogo con Infobaeconsideró que «la educación va de la mano de los niveles de vulnerabilidad social, ya que los jóvenes con un nivel más alto de educación, en general, tienen una red de contención familiar o comunitaria más fuerte».
De hecho así lo reflejó el relevamiento. Entre los jóvenes de 15 a 29 años que nunca utilizan métodos anticonceptivos se registran significativamente menores niveles educativos que en el resto de los casos: un 76,0% de ellos no terminó la secundaria y sólo un 17,8% lo hizo. La situación inversa es la correspondiente a los jóvenes que siempre usan métodos anticonceptivos: un 59,1% de ellos tiene secundaria completa o más como máximo nivel educativo.
«No se había hecho nunca un estudio de este tipo; es las primera vez que se toma la franja de 15 a 29 años, porque es la edad que el Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica (OIJ) determina como juventud», resaltó el funcionario, para quien los resultados «llaman a trabajar en fortalecer la autoestima de las mujeres jóvenes; ahí hay un tema de necesidad de aceptación que es muy propio de esa etapa de la vida y lo que hay que ver es cómo trabajar para que las chicas lleguen a esa edad con otros valores».
Esto porque, al indagar por las razones por las que los jóvenes no usan métodos anticonceptivos, se observó que la mayoría no lo hace porque no quieren (32,9%) o porque están buscando un hijo (19,3%).
«Entre las mujeres, se destaca que un 18,9% no utiliza
métodos anticonceptivos porque no quiere, un 24,2%
porque está buscando un hijo y un 24,0%
porque su pareja no quiere.»
Entre los varones se eleva significativamente la proporción de quienes no utiliza métodos anticonceptivos porque no quieren (48,1%) y cae la de aquellos que lo hacen porque están buscando un hijo (14,0%). Al contrario, entre las mujeres, se destaca que un 18,9% no utiliza métodos anticonceptivos porque no quiere, un 24,2% porque está buscando un hijo y un 24,0% porque su pareja no quiere.
«Entendemos que es una forma de violencia muy clara, que tiene que ver primero con la imposición de una conducta por parte de otro y segundo porque eso puede llevar a un embarazo no deseado o a una enfermedad de transmisión sexual», evaluó López Medrano.
Para él, «hace unas décadas el problema era el desconocimiento de los métodos, después fue el acceso a dichos métodos; hoy eso está saldado en gran medida, ya no hay vergüenza de ir a comprar o ir a un centro de salud a pedirlos, y aparece este otro componente».
«Creemos que es un tema cultual y que hay que trabajar desde la educación para que todas las mujeres tengan acceso a cualquier método anticonceptivo que ellas o su médico tratante decidan», agregó Busso.
La educación sexual como eje
Para la presidente de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), Mabel Bianco, «esta encuesta evidencia que los varones siguen en una considerable cantidad de casos determinando si usan o no el preservativo en una relación sexual y que las mujeres adolescentes tienen poca capacidad de determinar esto e incluso si quieren tener o no un hijo, por eso en realidad no tienen capacidad de definir si se cuidan en la relación sexual tanto para reproducirse como para no infectarse con una enfermedad de transmisión sexual, incluido el VIH».
Consultada por Infobae sobre por qué cree que las chicas priorizan el pedido de sus parejas (que muchas veces quizá ni siquiera es una relación estable) por sobre su salud, Bianco consideró: «Todavía las mujeres tienen poca capacidad de ser las que deciden o participan en las decisiones sobre cómo tener relaciones sexuales, si usar métodos anticonceptivos, etc».
Y tras destacar que en la misma categoría de está incluido el placer, resaltó que «las mujeres no se animan -en especial las adolescentes- a hablar de placer y de cómo tener la relación sexual para poder gozar más».
«En la educación informal (la que se transmite explícitamente o no a través de la familia, los medios, y en general la sociedad) y también en la formal, o sea en la escuela y las instituciones educativas, el placer está asociado fundamentalmente a los hombres/varones, por eso en realidad las mujeres aceptan y acatan los tiempos y que lo varones conduzcan y sean los que deciden todo lo referente al ejercicio de la genitalidad, incluso se presupone que saben y por eso también los varones a veces sufren porque no pueden decir que no saben o dudan sobre esto», analizó Bianco.
«Los varones siguen siendo en una considerable cantidad de casos
quienes deciden si se usa o no el preservativo en una relación sexual.»
«Por último, también muchas veces las chicas aceptan (no usar anticonceptivos) porque las amenazan con que sino las abandonan y hasta llegan a plantear que no les tienen confianza a ellos -señaló-. Son manipulaciones que ocurren y que si hay diferencia de edad entre los dos, especialmente si el varón es mayor, es más proclive a manipular la decisión de la adolescente mujer».
– ¿De qué manera se le ocurre que podría revertirse esa situación?
– La respuesta la venimos repitiendo hace años: educación sexual integral (ESI), que quiere decir que en las instituciones educativas los educandos tengan acceso a información sobre sexualidad en sentido amplio, no limitada a la genitalidad, o sea que se enseñen conceptos vinculados a los roles de la feminidad y la masculinidad en un sentido amplio -no dicotómico- sino aceptando la diversidad, destruyendo los estereotipos que rigidizan o se traducen en mandatos sociales para ser reconocidos como mujeres u hombres. Por ejemplo, el que afirma que las mujeres tenemos que ser madres, el mandato social de la maternidad es algo que se experimenta en nuestra sociedad y que limita a las mujeres y a las adolescentes. O en el caso de los varones, que no pueden llorar o deben ser los proveedores de la familia, cuando en muchos casos ahora están desempleados y son las mujeres las proveedoras .
Y es a través de la ESI que se promueve la igualdad entre mujeres y varones, algo que tradicionalmente no es reconocido, ya que el varón es el más valorado en la cultura patriarcal en que estamos inmersos. Por eso la ESI plantea los derechos de unas y otros por igual, acaba los estereotipos y frente a la genitalidad plantea el derecho de ambos de decidir, hablar y actuar respetando la opinión de la otra persona. Porque se incorpora el criterio del consentimiento de las relaciones sexuales, una condición irrenunciable para ambos miembros de una pareja. Por eso, si se aplicara la ley de ESI se produciría un cambio clave para revertir esto.
El método anticonceptivo más utilizado por los jóvenes es el preservativo (63,4%), especialmente entre los varones (85,0%), el grupo de jóvenes de 15 a 19 años (67,5%) y aquellos que habitan en el conurbano bonaerense (69.6%).
Por otra parte, el segundo método más usado es el de las pastillas anticonceptivas(28,6%), que son utilizadas en mayor medida por las mujeres (46,6% vs. 11% para los varones), el grupo de 25 a 29 años y entre los jóvenes que habitan en el interior de la provincia (40,3% vs. 23,3% en el conurbano bonaerense). Cabe señalar que un 21,6% de los jóvenes alguna vez utilizó el anticonceptivo hormonal de emergencia.