Por qué aun necesitamos el movimiento Ni Una Menos
Publicado en The Bubble, 2.06.2017
Por Mabel Bianco –
En Argentina, el número de víctimas de violencia contra mujeres aumentó durante la década pasada y, todavía, el conjunto de datos no se pueden comparar porque Argentina carece de una estadística “oficial” (y nacional) que trate todos los casos y las formas de violencia contra mujeres y niñas. Según la ley que fue aprobada en 2009, el gobierno debe desarrollar un Registro Nacional que colecte y analice todos los casos ocurridos dentro del país. Actualmente, solo tenemos registros en algunas provincias y ciudades, pero no se colectan los datos del país en su conjunto. Las mejores y más exactas estadísticas que tenemos vienen de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD). Esta oficina fue creada en 2009 bajo el apoyo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Lleva a cabo la posibilidad de registrar y analizar los datos registrados sistemáticamente en la Ciudad de Buenos Aires. Basado en esta información, la violencia de género ha aumentado, y también las heridas que sufren las mujeres. Además, las estadísticas muestran que los femicidios y los ataques severos y daños a las mujeres que sobreviven, son más frecuente ahora que en el pasado.
Hasta ahora, en los primeros cuatro meses de 2017, hubo 111 femicidios. Esto significa que fue muerta una mujer cada 25 horas. El año pasado, fue muerta una mujer cada 30 horas. Si esta tendencia continúa por el resto del año, implicará que cientos de personas morirán por el mero hecho de nacer como mujeres.
Como mencioné antes, en 2009 una ley fue aprobada basada en la Convención Interamericana de Belém do Pará, para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra mujeres y niñas. La ley es muy buena, principalmente porque incluye todas las formas de violencia, pero todavía no se ha implementado al nivel federal.
Según la ley de 2009, el Consejo Nacional de las Mujeres (CNM) debe desarrollar un Plan nacional de acción. El año pasado, por primera vez, el plan fue creado y empezará a realizarse. El Plan nacional indica que las responsabilidades y acciones de cada ministerio se coordinarán por el CNM. Sin embargo, los ministerios no han asignado un presupuesto para desarrollar las políticas a las cuales están cometidos como parte del plan nacional, entonces no tenemos seguridad sobre si podrán cumplir las metas del plan. Existe una gran posibilidad de que el Plan Nacional no se implemente debido a la falta de recursos económicos.
Pero también hay otros obstáculos. Otro tema es que después de una mujer denuncia un caso de violencia, nuestro sistema judicial a menudo solicita una orden de restricción contra el agresor. Un estudio reciente realizado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires mostró que cuatro de cada diez hombre con órdenes de restricción violaron los términos de la medida preventiva. Además, tres de cada cuatro mujeres presentaron denuncias de abuso más de una vez, lo que muestra que la policía (a cargo de recibir y presentar los casos) no sigue el desarrollo de los casos. Entonces, parece que nadie está prestando atención a qué le pasa a la mujer después de que ella presenta su denuncia por abuso. Quienes trabajan en ONG’s que ayudan a las mujeres víctimas de violencia no tardarían en decir que después de que una mujer presenta cargos, a menudo es atacada otra vez y con heridas más graves. Es decir, una vez que una mujer denuncia los crímenes cometidos contra ella, la probabilidad de su muerte aumenta. Esto lleva una lección importante: para evitar este tema, las mujeres que denuncian casos de violencia necesitan apoyo adicional y más protección legal y policial.
Otro problema en Argentina es la falta de protocolos universales sobre cómo proceder en estos casos. Para ser más efectivas en el cuidado de mujeres y niñas, las instituciones necesitan tomar medidas en coordinación. La falta de este tipos de protocolos resulta en una variedad de maneras para abordar casos similares de violencia de género. Los resultados son variados y, en general, muy malos. Cada persona involucrada en el proceso de ayudar a la víctima de violencia de género hace lo que él o ella considera que es la mejor práctica, pero sin evidencia basada en una evaluación adecuada de diferentes métodos relativo a cómo abordar la violencia contra mujeres.
Como consecuencia de estos problemas persistentes y los obstáculos ya descritos, no somos muy optimistas sobre la posibilidad de eliminar o erradicar violencia de género en el futuro cercano de Argentina. Y por eso todavía necesitamos Ni Una Menos: todavía no estamos seguras si el Plan nacional de acción se implementará este año. El movimiento de Ni UNa Menos tuvo su origen como un movimiento social para pedir al gobierno que desarrolle un Plan Nacional con el objetivo de eliminar, cuidar por y prevenir la violencia de género, para coordinar la intervención institucional y aumentar el presupuesto asignado a estas acciones y políticas. Inicialmente, el movimiento fue promovido por un grupo de periodistas, pero actualmente es un movimiento muy heterogéneo que involucra a diferentes grupos. Sin embargo, la sociedad argentina todavía respeta la fecha original. En el 3 de Junio, cada año (sin excepción en el año 2017) más mujeres, hombres, familias, niñas y niños se convocan en parques o cualquier espacio público, en cada pueblo o ciudad de Argentina, para decir en voz alta: Ni Una Menos!