Un campeonato que Argentina ya ganó
Tenemos mayor proporción de niñas casadas /unidas que la mayoría de los países que compiten en este Mundial de Fútbol.
OPINIÓN – CLARÍN: Por Mabel Bianco.
Sí, ya ganamos un campeonato: el de matrimonios o uniones infantiles. Otro campeonato del cual no podemos estar orgullosos pero que debemos reconocer.
Desde hace unos años empezamos a estudiar este tema que, creíamos, era algo que no ocurría en nuestro país; pensábamos, y yo personalmente lo creía, ocurría en países de Asia Pacífico y en nuestro continente en América Central y en parte en Brasil.
Esto a pesar de que desde hace décadas nos preocupaba la alta frecuencia de embarazos en la adolescencia temprana, y hablamos de niñas madres porque tienen menos de 15 años. Sin embargo, no asociábamos ambos hechos, algo erróneo porque si bien no todos los embarazos en la adolescencia, especialmente los precoces, se presentan en niñas que conviven o están casadas con varones mayores que ellas, sin embargo, en una alta proporción están asociados.
El primer estudio lo realizamos en 2016 y nos mostró que en base a datos del Censo 2010, el 4,7% de las niñas menores de 19 años están casadas o en uniones convivenciales que es lo más frecuente. La falta de datos del censo 2022, ya que se postergó por la pandemia, nos impide actualizar la cifra, que creemos aumentó.
¿Porqué decimos que somos campeones ya? Por que si comparamos la cifra con las de los países que participan en el Mundial de Fútbol, tenemos mayor proporción de niñas casadas /unidas que la mayoría de los países que compiten. Empezando por el dueño de casa: Qatar que según los datos del mapa de la organización Girls not Brides (Niñas no Novias) de la cual FEIM es miembro, tenía 4%.
De los países que están ahora en los octavos solo Brasil tiene un porcentaje mayor. Por eso podemos decir que en relación a los matrimonios /uniones infantiles ya ganamos, pero no tenemos nada que celebrar.
Porque estas uniones /matrimonios infantiles según nuestro estudio, en general no son el resultado de una decisión de las niñas, sino que están impuestas por el peso de la tradición sus madres, abuelas y otras mujeres hicieron lo mismo; por la falta de escuelas que informen a través de la Educación Sexual integral sobre sus decisiones y por la pobreza estructural que no les permite ver otro futuro.
Estas niñas no carecen de aspiraciones, quieren ser maestras, médicas y otras profesiones, pero no ven posibilidad de lograrlo. El Estado debe asumir esto y agotar los recursos para apoyar a estas niñas para que puedan decidir y tener un futuro diferente.
Mabel Bianco es presidenta de la Fundación para el Estudio e investigación de la Mujer-FEIM-