En los medios

El año pasado se concretaron casi mil matrimonios más que en 2020

Por Griselda Acuña en El Territorio 

En 2021 hubo casi mil casamientos más que el año anterior en Misiones, según cifras oficiales dejando en evidencia que la baja en determinados indicadores, como el de nupcialidad, fue el resultado directo de las medidas impuestas en la etapa más dura de la pandemia de Covid-19. Así, la tasa bruta de nupcialidad es de 3,70 por mil habitantes en la provincia.

El año pasado hubo 4.750 matrimonios, 937 más que en 2020, año en el que debe tenerse en cuenta el cambio radical en la cotidianeidad de los ciudadanos, dada la cuarentena obligatoria y las restricciones de circulación para evitar la propagación de los contagios.

Los datos se desprenden del Boletín de Estadísticas Vitales 2021, elaborado por el Ministerio de Salud Pública de la provincia, documento que se refiere al principio y a la cesación de la vida de los individuos, como los nacimientos y las defunciones, como así a las tasas de fecundidad y nupcialidad. Las estadísticas vitales proporcionan información referente a la dinámica de la población y son ampliamente utilizadas para el cálculo de indicadores de gran importancia para el sector salud.

Si bien la mayor cantidad de de matrimonios se da en los departamentos Capital (1.394), Oberá (525) y Puerto Iguazú (405), la tasa de nupcialidad más alta es del departamento General Manuel Belgrano, de 5,02 por mil habitantes, cuando los lugares antes mencionados registran 3,68 por mil habitantes, 4,19 por mil habitantes y 4,22 por mil habitantes, respectivamente.

De extenderse el análisis a los últimos tres años, se puede observar que en 2021 las cifras volvieron a ser similares a la prepandemia. Con 4.859 uniones legales registradas en 2019, se refleja amplia adherencia de los misioneros con el matrimonio. En tanto, el 2020, marcado por el coronavirus, cerró con un total de 3.813 y el año pasado, con 4.750 matrimonios.

A modo de comparación

La tasa de nupcialidad de Misiones supera ampliamente la de Ciudad de Buenos Aires (Caba), por ejemplo, cuyo último dato es de 2020: 1,3 matrimonios por mil habitantes, en tanto que antes de la pandemia, en 2019 y 2018, fue de 3,7 y 3,6 por mil habitantes, respectivamente.

En la región, el dato más reciente de Corrientes es de 2018, que establece una tasa de 2,2 casamientos por mil habitantes, ubicándose en ese período entre las cuatro provincias con menor cantidad de nupcias según su población, menos incluso que la medida nacional.

De acuerdo a datos oficiales, el país registra una tasa de 2,8 matrimonios por cada mil habitantes. El indicador de nupcias figura en algunos boletines de estadísticas vitales y en otros no, o bien, se remite a cifras de tres o cuatro años atrás.

En 2019 se registraron casi 123.400 enlaces matrimoniales en Argentina. Este dato representa un decremento de 821 matrimonios con respecto a la cifra registrada el año anterior.

En la década del 2010, el número de matrimonios en el país austral fue fluctuante, cayendo a su punto más bajo en 2015, cuando alrededor de 118.810 parejas decidieron contraer nupcias.

Además, desde 2010 los enlaces matrimoniales entre personas del mismo sexo son legales en Argentina.

Un drama vigente

¿Qué impide que dos personas puedan casarse? La pregunta dispara un listado de requisitos vigente en el país, entre los cuales se destaca que tengan menos de 18 años y en ese sentido, si se tratara de menores de edad. se requiere la autorización de sus tutores o bien de la Justicia.

“La persona menor de edad que haya cumplido 16 años puede casarse si tiene autorización de sus representantes legales, por ejemplo, los progenitores. Si no tiene autorización de los progenitores, puede casarse con autorización judicial”, establece la normativa.

El drama que persiste en este escenario es el universo de matrimonios infantiles. En ese sentido, la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (Feim) realizó en octubre del año pasado un censo en las departamentos misioneros de Guaraní, San Pedro y General Manuel Belgrano para relevar cuántas niñas o jóvenes menores de edad están viviendo en pareja con adultos y cuáles son los motivos de esa unión a tan temprana edad.

De acuerdo a la primera lectura de esos datos “en el universo de matrimonios infantiles vimos dos grandes grupos. Por un lado, las niñas menores de 15 años que en general están con hombres que les llevan más de cinco años, es decir, se trata de una unión de una menor de edad con un adulto. Y el otro grupo de las jóvenes entre 15 y 18 años, en que las uniones son en general con alguien de esa misma edad”, habían explicado a El Territorio.

En cifras
4.750 matrimonios registrados en Misiones en 2021, 937 más que en 2020, año en el que deben tenerse en cuenta las restricciones de la pandemia.

3,70 matrimonios cada mil habitantes es la tasa bruta de nupcialidad en Misiones, superior a la media nacional que es de 2,8 por mil habitantes.

Cálculo del indicador de nupcialidad
El índice de nupcialidad es el número de matrimonios por mil personas en un año determinado. Esta tasa se calcula utilizando el número de matrimonios, no el número de personas que se casan, e incluye tanto las primeras como las segundas nupcias.

Por otro lado, a nivel país, la cantidad de divorcios siguió aumentando en relación a los matrimonios y desde 2004 la relación es de solo dos casamientos por cada separación, es decir, los divorcios representan el 50% de los matrimonios de cada año.

Similitudes y diferencias con la unión convivencial

Mientras, el matrimonio se define como la unión ante la ley por parte de dos personas que se comprometen a desarrollar un proyecto de vida en común (basado en la cooperación, la convivencia y el deber moral de fidelidad), la Unión Convivencial se concibe como “una relación afectiva de carácter singular, público, notorio, estable y permanente de dos personas que conviven y comparten un proyecto de vida común”, según lo establecido en el Código Civil y Comercial de la Nación.

Las dos modalidades son distintas también en términos reales. Entre dos personas que realizaron su unión convivencial, las relaciones económicas son diferentes que si estuviesen casados. En la primera, de hecho, se rigen por lo acordado en el pacto de convivencia. De no existir este pacto, cada integrante de la pareja dispone de manera libre de los bienes de su titularidad. La única restricción en este sentido es que la vivienda familiar, como también los muebles indispensables en ella, quedan protegidos ante la ley. Es decir que, en caso de disolución del pacto, ninguno de los convivientes puede disponer de ellos sin el consentimiento del otro.

Del mismo modo, quienes conviven bajo el mismo techo y han asentado su voluntad se deben asistencia y tienen la obligación de contribuir a los gastos del hogar. Tal vez la diferencia más notoria respecto del matrimonio es que los convivientes no pueden heredarse entre sí y para cancelar la unión –a diferencia del casamiento– es necesario presentarse de manera conjunta en el Registro Civil, o bien presentar una carta documento de uno de los convivientes a otro informando el cese de la convivencia.

Por otro lado, la registración de la unión convivencial acredita la relación desde la fecha declarada por los convivientes y los testigos hacia el futuro, hasta que sea cancelada o bien se pruebe el cese de la misma por otros medios. Respecto de los hijos fruto de la unión, en realidad no existe presunción de paternidad por estar viviendo bajo el mismo techo. Las parejas que deseen realizar el trámite no necesitan sacar turno y lo pueden hacer en cualquier oficina cabecera departamental del Registro Civil que tramite matrimonios.