Un millón de argentinas está en riesgo de quedarse sin anticonceptivos por la pandemia
El mayor impacto en el acceso a métodos de prevención de embarazo se registra en el acceso a los de corta duración, utilizados por el 81% de las mujeres que recurren a este tipo de tratamientos.
La pandemia de covid-19 pone en riesgo la posibilidad de tener una sexualidad plena y protegida. Al inicio del confinamiento, el mensaje fue no acudir a los servicios salud salvo que fuera estrictamente necesario y, al mismo tiempo, en el imaginario colectivo, los anticonceptivos no suelen estar incluidos en la categoría de servicios de emergencia. Por eso, ahora en Argentina, un millón de mujeres corre el riesgo de no poder conseguir sus anticonceptivos, según un informe del Fondo Mundial de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés). Un 65% lo perderán por verse afectados sus ingresos familiares y el 35% por dificultades para obtenerlos en los servicios públicos de salud, ya sea porque estos no funcionan, porque quedan desabastecidos o porque registran una disminución en la demanda por temor al contagio.
“Las chicas no se acercan a la salita de salud del barrio para buscar sus anticonceptivos por miedo al contagio de la covid-19”, observa Fernanda Moyano, promotora de salud y vecina en Haras Trujui, un asentamiento popular en Moreno, provincia de Buenos Aires. Es así, como se evidencia que la pandemia y el confinamiento tienen un impacto muy importante en el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva.
Moyano confirma la información del informe con la experiencia de sus vecinas y comenta: “No les alcanzan los ingresos para comprar las pastillas en las farmacias. Muchas de las chicas con las que hablé ya están embarazadas. Otras cambiaron el método, por consejo de sus amigas, sin preguntar a un especialista”.
La presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), Mabel Bianco, sugiere que, al principio del confinamiento, las mujeres no se animaban a salir por si las fuerzas de seguridad las paraban y les decían que no era posible circular para solicitar atención en los centros de salud por métodos anticonceptivos. “Esto afectó a las más jóvenes y es algo sobre lo que las organizaciones de la sociedad civil intentamos generar conciencia”, dice Bianco.
Algo similar comenta María Ángeles Hualpa, que es referente del barrio 14 de febrero, ubicado en Longchamps, provincia de Buenos Aires. Ella cuenta que la salita comunitaria trabaja a pulmón, pero algunas veces no tiene suficientes fármacos para dar respuesta a la demanda. “Te dan lo que tienen en el momento. Las píldoras anticonceptivas y la pastilla del día después es difícil encontrarlas porque no suele haber”, relata.
Según UNFPA, el mayor impacto se registra en el acceso a los métodos de corta duración como los preservativos, los anticonceptivos orales y los inyectables. En Argentina, el 81% de las usuarias utilizan este tipo de tratamientos, mientras que la media regional es de 57%. Moyano considera que los anticonceptivos orales son el método más utilizado por sus vecinas porque necesitan algo práctico y rápido. Dice que muchas son madres y no tienen tiempo de ir a los centros de salud. Por eso, no optan por los dispositivos intrauterinos (DIU).
Según Mariana Isasi, oficial de enlace UNFPA Argentina, los métodos de larga duración no están extendidos por cuestiones culturales. “Hay muchos prejuicios”, señala. En este sentido, Sol East, oficial en derechos sexuales y reproductivos de UNFPA Argentina considera muy importante sumar proveedores de salud que brinden información de manera correcta y en lenguaje claro. Comenta: “Más allá de la situación de aislamiento, las personas siguen teniendo sexo y hay que darles acceso a información y a métodos anticonceptivos”.
Para la etapa que se viene, East considera importante pensar en equipos de salud interdisciplinarios. “Estamos abogando para que salga la Ley de Ejercicio Profesional de la Licenciatura en Obstetricia. Esperamos que la aprueben, para que los obstetras puedan colocar métodos de larga duración. Así se va a poder llegar mejor a la población”, enfatiza.
Si bien desde 2003 existe una política fuerte de provisión de anticonceptivos de manera gratuita ofrecidos por obras sociales, todavía el porcentaje de mujeres que los compra en farmacias es alto. “Esto se debe a que, en muchos casos, no saben que tienen el derecho o les parece que los que se distribuyen en el hospital no son buenos, o los médicos les aconsejan comprar una determinada marca que garantizaría calidad y seguridad. En este contexto, el destinar fondos a anticonceptivos se visualiza como un gasto superfluo y se lo suspende”, dice Bianco.
Argentina se destaca entre los países que han registrado las mayores conquistas en el indicador de Necesidades Insatisfechas de Planificación Familiar. Las proyecciones de Naciones Unidas posicionaban al país en 2020 (antes de la covid-19) por debajo del promedio regional (11,1% contra un promedio regional de 11.4% en 2020). Sin embargo, el nuevo coronavirus afecta esos importantes logros del país. Las mencionadas proyecciones de Naciones Unidas estimaron que a comienzos de 2020 habría en Argentina un total de 1.265.000 mujeres con Necesidades Insatisfechas de Planificación Familiar de métodos modernos. Pero si, se suman a ellas 1.093.000 mujeres que discontinuarán el uso de anticonceptivos modernos de corta duración en el país como consecuencia de la crisis, el total ascenderá a finales del año a 2.358.000 mujeres. En conclusión, luego de la pandemia el porcentaje de mujeres con Necesidades Insatisfechas de Planificación Familiar retrocederá pasando de 11,1% a 17,7%.
Entre las acciones implementadas en estos meses, la oficina local de UNFPA continúa brindando apoyo técnico y asesoramiento al Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia (Plan ENIA) llevado adelante por los Ministerios de Salud, Desarrollo Social y de Educación. El último informe bimestral del Plan ENIA disponible muestra la forma en que el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) afectó las actividades planificadas, pero también da cuenta de las medidas tomadas para seguir garantizando el acceso a las capacitaciones, las asesorías y la entrega de métodos anticonceptivos a través de los servicios de salud. “El Plan ENIA se ha instalado como una de las políticas de Estado fundamentales y está avanzando para que más adolescentes puedan acceder a sus derechos sexuales y sus derechos reproductivos” describió Isasi y agregó: “La continuación del programa en este contexto es sin dudas un gran desafío”.
Valeria Isla, coordinadora general del Plan ENIA y directora nacional de salud sexual y reproductiva de la Secretaría de Acceso a la Salud del Ministerio de Salud argentino considera que la pandemia impactó en los programas que llevan adelante porque tuvieron que disminuir las prestaciones directas en los territorios. De todas formas, asegura que reforzó la distribución de métodos anticonceptivos en 5.200 centros de salud.
“La pandemia afectó a distintos proveedores de insumos en toda la región. Un insumo con el que hubo problemas desde principio de año fue el preservativo y el otro es el anticonceptivo inyectable. El primero tuvo demoras en la entrega. En el segundo método, las fábricas se vieron impactadas y también tuvieron demoras en la distribución”, dice Isla.
En mayo y junio de este año, el 91,4% de las consultas que recibió la línea oficial 0800-222-3444 de salud sexual y reproductiva se relacionaron con la interrupción legal del embarazo (ILE), cifra que está llegando al número histórico de llamadas del servicio. De las 2.053 consultas para el período de mayo y junio, 1.877 fueron por ILE y 89 por métodos anticonceptivos, sumando entre ambas 1.966, y las restantes fueron por otros motivos. “Es muy importante seguir trabajando con el acceso a los métodos, tratando que sean de larga duración para que la gente tenga cobertura por más tiempo. Y continuar garantizando el acceso a la ILE”, destaca Isla.
Cómo acompañar a las adolescentes
La pandemia no solo afectó el funcionamiento del plan, sino que también perjudicó el contacto de los adolescentes con sus referentes afectivos y simbólicos, según la coordinadora técnica del Plan ENIA, Silvina Ramos. Además, perdieron los espacios presenciales de educación sexual integral. Ramos asegura que se desarrollaron algunas estrategias mitigadoras de estas dificultades, promoviendo asesorías virtuales para que no pierdan contacto y tengan un vehículo de información, asesoramiento y contención.
Desde el Plan ENIA, se trabajó en una estrategia comunicacional a través de redes sociales para facilitar el acceso a servicios. “Declaramos la anticoncepción y el acceso a la ILE como servicios esenciales”, destaca Ramos.
Entre las prioridades a trabajar una vez que pase la pandemia, Ramos señala: “Vamos a tener que volver a abrir ampliamente las puertas de los servicios de salud, para que los y las adolescentes vuelvan a confiar y encuentren allí un lugar de respuesta a sus necesidades. Vamos a tener que trabajar con más fuerza aún en la detección temprana del abuso sexual y embarazo forzado. Está comprobado que en situaciones como las que estamos viviendo la violencia aumenta. Otra prioridad será reconstruir la trama de vínculos entre los agentes del Plan ENIA y la población”.
En relación a los niños, niñas y adolescentes, Fernando Zingman, especialista en Salud de Unicef Argentina, dice que un 28% dejó de ir a los controles de salud y de recibir las vacunas, lo que permite asumir que también se redujo el acceso a los métodos de anticoncepción.
“Los métodos más utilizados por las adolescentes son las pastillas anticonceptivas, que requiere ir regularmente buscar las cajitas. En nuestra sociedad sigue siendo importante y tiene peso la decisión el varón en el uso del preservativo. Las negociaciones no son igualitarias. Por eso acudir a métodos de larga duración brindan poder a la mujer para decidir cuándo quedar embarazada”, dice Zingman
Para que los y las adolescentes gocen de una sexualidad protegida, Zingman señala tres puntos clave: “Necesitamos seguir fortaleciendo la educación sexual integral, contar con una oferta real de servicio y un cambio cultural importante para que los adultos habiliten un acceso a métodos anticonceptivos basados en derechos”, enumera.
Unicef, FEIM y UNFPA, entre otras organizaciones de la sociedad civil lanzaron la campaña #PuedoDecidir, dirigida a chicos y chicas de entre 13 a 18 años. El 70% de los embarazos en adolescentes no son intencionados: ocurrieron durante una relación sexual sin protección anticonceptiva o por imposición. #PuedoDecidir busca empoderar a los chicos y las chicas a disfrutar de su sexualidad de forma cuidada, una vez que termine el distanciamiento social preventivo y obligatorio, y que conozcan el uso correcto de métodos anticonceptivos, la manera de acceder a ellos para evitar embarazos no intencionales e infecciones de transmisión sexual.
Alex Serebrinsky tiene 17 años y es una de las portavoces de la campaña. Ella considera que es muy importante contar con información accesible en relación a los métodos anticonceptivos. Asegura que en su círculo social no hablan de este tema con la familia, más que nada se conversa entre amigas y se busca en internet.
Serebrinsky forma parte de Fusa, una asociación civil argentina que nació con el objetivo de promover que adolescentes y jóvenes puedan acceder a un servicio integral de salud de calidad. Al conversar con sus compañeras de Fusa, la adolescente observa que, al haber menos acceso a transporte, fue más difícil acceder a métodos anticonceptivos, sobre todo a las pastillas.
Lara Rins, de 19 años, también participa de la campaña #PuedoDecidir. Ella recuerda que en la escuela no tuvo educación sexual integral. Por eso le parece importante llegar a más personas a través de las redes sociales con información verídica, contrastada y fácil de entender. Enfatiza: “Es necesario saber cuáles son los métodos anticonceptivos, cuál es el mejor para cada uno, cómo cuidarse, dónde encontrarlo y cuáles son tus derechos para defenderlos. La información es clave”.